lunes, 28 de septiembre de 2009

17° Consuelo.

Quieren ver una foto de Altea¿? creanme que no me cuesta nada de trabajo subirla vdd? jaja Bffa te amo xD igual a ustedes :P


Me quedé petrificado justo donde estaba. Mi don se fue apagando poco a poco conforme entraba mas en estado de shock. El dolor del don de Jane fue llegando a mi conforme mi don se apagaba. Escuchaba la risa maligna de Jane a lo lejos. Lo único que escuchaba con completa claridad eran los jadeos de Altea y los míos. Era un dolor completamente insoportable.
Nada. Ya no hay dolor. Los gritos cesaron al igual que la risa de mi hermana. Bella. Se encontraba justo en la puerta que daba hacia la cocina. Miré a Jane por el rabillo del ojo y su cara malhumorada era mas notable que su ira. Luego roté los ojos hacia Altea. Se me rompió el corazón al verla tirada en el suelo respirando con dificultad. Aunque no necesitara el aire, después de haber sufrido gracias a Jane, se sentía como si te estuvieras ahogando o hubieras corrido una gran carrera. Claro, siendo humano.
-¡Esto no se quedará así!- gritó Jane. Tan intenso fue su grito que la vena congelada de la frente, se le marcó.
-Haz llegado muy lejos, Jane- dije tres octavas debajo de su grito-. Somos hermanos, claro pero, no puedes hacer conmigo lo que quieras, ¿Crees que alguna vez te perdonaré por esto? ¡No! Será mejor que te vayas antes de que haga algo que no quiero hacer…
Ya habiendo tomado fuerza, volví a atacar a Jane. Sus ojos se salieron de orbita a causa de mi don. Sus ojos color carmesí, se desenfocaron y su cuerpo comenzó a caer levemente. Eso no lo hacía yo. Me volví hacia Altea y vi sus ojos-casi dorados-parecían arder como llamaradas alimentadas de odio. Jane cayó al suelo inconciente.
Todos miraron con alerta a mi hermana. Edward tenía los ojos abiertos como platos. Era el único que miraba a Altea. ¿Ella le había hecho eso a Jane? ¿Altea? Edward asintió lentamente dirigiéndome una fugaz mirada.
Un día Altea me dijo que nunca había descubierto algún don en ella. Hoy había descubierto su don de una manera similar a la que los descubrimos Jane y yo. Tratando de defendernos de un enemigo.
Su don también era parecido al nuestro. No sabía exactamente lo que era. Solo sabía que ¿Te dejaba inconciente? ¿Cómo si fueras un humano? Imposible pero cierto.

La inconciencia de Jane duró unos cuarenta minutos aproximadamente. Altea se había quedado petrificada durante todo ese tiempo. Los ojos de Jane brillaron con una furia que te dejaba helado. Primero miró a Altea y luego a mi. Su mirada iba de mi a Altea y viceversa. Después de unos largos segundos, lanzó un gruñido gutural más parecido al de un animal que al de un vampiro.
-¡Esto no se quedará así! ¿Oyeron? ¡Me voy a vengar!¡Me las van a pagar! Esto es algo por lo que te arrepentirás por todo lo que queda te tu maldita existencia, Alec.
Diciendo eso, se fue hacia el bosque. Nadie se movió hasta que no se estuvo seguro de que Jane ya no estaba.
Corrí hacia Altea que seguía petrificada. Sus ojos estaban abiertos, mucho mas abiertos de lo que habían estado los de Edward hacía unos minutos. Sus delgados labios estaban entreabiertos y un leve jadeo salía de ellos. No era el mismo jadeo del dolor que había sufrido por Jane. Era de sorpresa, de miedo.
Edward, Bella, Jasper, Alice, Emmett, Rosalie, Carlisle, Esme, y Melissa. Todos habían presenciado aquella pelea. Todos estaban tan asombrados como yo.
-¿Qué fue todo eso?-preguntó Melissa haciendo la pregunta que todos querían pronunciar.
-No… tengo… la menor… idea- jadeó Altea. Al escuchar su dulce voz-cargada de pánico-rodeé sus hombros con mis brazos.
El atardecer estaba por acabarse, el sol irrumpió y salieron destellos de la piel de todos nosotros. Era algo cegador, mayormente teníamos capas que nos cubrían del sol y los Cullen ni siquiera vivían en un lugar soleado.
Altea se apretó hacia mi ocultando su rostro en mi pecho. Era una sensación demasiado agradable. Sentía como si mi corazón volviera a latir aunque claro, eso era imposible. Sentía la piel ardiendo justo donde la rozaba ella. Era lo mejor. Incluso con la tensión del momento, me sentí bien.
Pasaron varios minutos, tal vez una hora y nadie se movió. Pude notar que la respiración de Altea se iba controlando pero, había otra que estaba descontrolada. Se escuchaba cerca. Alguien todavía no podía controlarse de lo ocurrido.
El sonido estaba muy cerca. Fue entonces que me di cuenta que la única respiración descontrolada que quedaba era la mía. Traté de controlarla y acompasarla al ritmo de las demás respiraciones.
-Creo que será mejor que entremos- susurró Alice-. Nessie y Jacob están por llegar y será mejor que encuentren un ambiente… normal- vaciló al decir la última palabra. Claro es muy normal estar dentro de una familia llena de vampiros.
Altea me susurró que quería que la acompañara. No pude negarme. La seguí por las escaleras hasta llegar a la azotea. Se sentó en el suelo y me hizo ademán de acompañarla.
-Lo siento- dijo mordiéndose el labio inferior-. De verdad lo siento. Soy una tonta. De no ser por mi, ahora estarías como si nada con tu herma…
-No tienes por que disculparte, en todo caso, ella te lastimó- interrumpí su disculpa. No tenía que disculparse por algo que no había sido su culpa. Después de todo la que inició todo fue Jane.
-¡Mais elle est ta sœur! (Pero ella es tu hermana en francés)
-No me importa que sea mi hermana. Ella fue la que inició todo y se merecía mas de lo que acaba de pasar.
Me sentía tan triste y con miedo. No sentía miedo por mi. Sentía miedo por que Jane pudiera hacer algo que pusiera en peligro a Altea. Nada me preocupaba mas en todo el mundo que eso.
Como había predicho Alice, Renesmee y Jacob llegaron en el murciélago de Altea. Menos mal que Renesmee no presenció todo lo ocurrido. Quizás aparentaba trece o catorce años pero, solo hacía tres años que había nacido. Sería muy traumatizante para ella haber presenciado todo eso.
-¿Qué piensas?-preguntó Altea.
-Pienso que Renesmee tuvo suerte de no haber escuchado lo anterior-suspiré-. ¿te imaginas como habría reaccionado a tal escena?
-Tienes razón, me gusta que te hayas preocupado por ella. Es tan pequeña y frágil. A su corta edad tiene que soportar tanto…
-¿Recuerdas el día que llegó?
-¿Cuándo Jacob la trajo por qué se desmayo en medio del bosque? Si, lo recuerdo. Ese día fue tan malo como hoy.

Estuvimos hablando y reflexionando sobre todo lo que había pasado. Llevábamos ya varias horas hablando y cada vez me sentía mas… extraño. Era como si tuviera miles de mariposas en el estómago. Todo llegó de improvisto y sin dar señas. Altea tenía su rostro muy cerca del mío. Sus ojos brillaban como la mantequilla derretida y se veían hermosos a esa distancia.
Quise decirle algo pero no podía. Las frases se quedaron atoradas en mi garganta. No pude sostener su mirada por mucho. Volteé hacia el cielo y soltó un resoplido. La miré extrañado.
-¿Podrías hacerlo más fácil?
-¿Qué cosa?- pregunté juntando ambas cejas.
-I can’t take it anymore; I need to take your face close to mine, see through your eyes the love that shines…
Esa frase me dejó congelado. No sabía que podía responderle. ¿Qué le podía responder? Sentía como si hubiera un tambor retumbando justo donde estaba mi corazón muerto.
Mis mente comenzó a fallar cuando vi lo que se aproximaba. Lo hubiera adivinado antes de no haber estado tan nervioso. Su frente quedo pegada a la mía y lentamente fue inclinándose mas. Miles de sentimientos cruzaron por mi mente cuando sus labios se posaron suaves contra los míos. Sus labios eran calidos y dulces, se movían rítmicamente sobre mis labios. Atrapé su labio inferior con mis dientes mientras llevaba mi mano hacia su cara. Deslicé mi mano desde su frente hasta su mandíbula, luego seguí bajando hasta posar mi mano en su cintura. Llevé la igual que la primera. Sentí sus manos recorrer mis brazos hasta que llegaron a mi cuello. Presioné mis labios mas fuertes contra los suyos y el beso se intensificó. Toqué la punta de su lengua con la mía y sentí como se estremeció ante ese acto.
Fui separando mis labios lentamente de los de ella a regañadientes. No quería dejar de besarla pero, tenía que aclarar las cosas. ¿Quería decir que me amaba? Escuché una vocecita en mi cabeza que me decía que era un estúpido por no haberlo notado antes.
-Lo siento- dijo Altea mordiéndose el labio-. No debí haber hecho eso sin saber antes que pensabas tu. Debí dejarte elegir primero… no te preocupes, no volverá a pasar… se que tienes muchas otras cosas mejores que hacer en lugar de estar conmigo y…
-Shhh… por favor no sigas- dije tapándole la boca-. No estoy de acuerdo contigo.
Quiso volver a hablar pero me anticipé antes de que pudiera decir algo.
-No estoy de acuerdo, pero en la parte en la que dijiste que no volvería a pasar o cuando dijiste que tenía cosas mejores que hacer que pasar tiempo contigo. No estoy de acuerdo con ninguna de esas cosas. Y en cuanto al beso, me pareció la cosa mas maravillosa de todas, sin contarte a ti.
Sus dorados ojos se abrieron de la sorpresa. ¿Acaso nunca se dio cuenta de eso?
Tomé su rostro entre mis manos y volví a besarla. Esta vez no duró tanto como yo hubiera querido.
La luz del alba lanzó miles de destellos de nuestros cuerpos y me separé de ella. La abracé y disfruté el mejor de mis amaneceres desde que volví a nacer.

Cerca del medio día, bajamos a la estancia y la pequeña Renesmee ya estaba despierta. Según había escuchado unas dos horas atrás, sentía curiosidad por la relación que tenían Melissa y Altea con el desgraciado vampiro de Joham.
Ahora no solo iría tras el por trabajo o deber, iría por el por haber hecho tan triste al amor de mi vida.
La primera en decirnos algo de lo sucedido en la azotea, fue Renesmee.
-¿Y? ¿Alguna novedad? -preguntó la pequeña con una sonrisa maligna.
-¿Cómo qué?- respondió Altea entrecerrando los ojos. La pequeña no podía ser ni un poco disimulada. Casi me empiezo a reír frente a ella pero contuve la risa. Se veía tan graciosa con esa cara de maldad…
-No lo se, algo que sea bueno, o malo…
-¿Malo o bueno?- pregunté poniendo mi mejor cara de pensador-. Bien pues… ah creo que ya sabrás lo de Jane.
Altea se estremeció un poco al escuchar su nombre. Que mal. Le temía a mi hermana, pero ¿quién no?
-No- rezongó Renesmee irritada-. Me refería a lo que pasó esta madrugada entre ustedes dos…¡ya se lo del beso!- al terminar su frase se tapó la boca con ambas manos y se puso colorada.
-Oh, era eso- exclamó Altea-. Si hubieras empezado por ahí te hubiéramos dicho…
-¿Entonces no era un secreto, verdad? Oh, yo sabía que algún día terminarían juntos y me alegro mucho por ustedes. Tenemos que celebrar, una fiesta, o tal vez una gran cena. Aunque eso sería complicado teniendo en cuenta que los únicos que podemos ingerir comida somos Jake y yo. Creo que sería mejor la fiesta. Se podría combinar esta fiesta con nuestra despedida y así…
-Espera- gritó Altea alarmada-. ¿Cómo que su despedida?
-Si, nuestra despedida- explicó Renesmee mientras el semblante de Altea cambiaba de felicidad a tristeza-. Acabamos de decidir que nos vamos en una semana.
-Oh pequeña te voy a extrañar tanto-. Lloriqueó Altea hincándose junto a ella.
-Yo igual los voy a extrañar, pero pueden ir cuando quieran a Forks.
-Me imagino que Carlisle o Edward van a hablar con Aro.
-Eso creo…
-Enseguida regreso- les dije dejándoles privacidad para que se despidieran, aunque faltara una semana. Debo admitir que yo igual extrañaría a esa niña. Estar cerca de ella me había cambiado por completo. Fue la primera persona a la que le conté mi vida. Edward la había leído de mis pensamientos y luego de los de Renesmee. Aro lo sabía sin necesidad de explicar, Jane, bueno, Jane la había vivido. Fuera de ellos, nadie la sabia. Incluso Altea mostraba indiferencia así como yo no trataba de averiguar su historia. Renesmee simplemente te robaba el corazón con solo una sonrisa. Era comos si ella fuera la luna y todos los demás fuéramos el mar.
Decidí ir a cazar y probar si tenía la fuerza suficiente como para no cazar humanos. Decidí probar suerte y salí en busca de un animal.
Para mi suerte, había un gran oso pardo a pocos kilómetros de distancia. No olía muy apetecible pero se parecía un poco a la sangre humana. Embestí contra la bestia y trató de desgarrarme un brazo si éxito. No tardé ni cinco minutos en drenar por completo al animal. Mi sed no estaba para nada satisfecha y tuve que salir en busca de mas animales. No encontré mas animales en el perímetro y tuve que acercarme mas a la ciudad. El olor a sangre humana llegó como una bomba. Un chico de unos quince años estaba cerca de mi. Sus ojos azules como el cielo, se enfocaron en mi por un momento. Tuve problemas para controlarme cuando su rubio cabello desprendió su olor por la brisa que pasaba.

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