jueves, 17 de septiembre de 2009

16° Esto está mal.

Jacob estuvo callado durante todo el viaje de regreso. No dijo ni una palabra. Ni siquiera se puso a renegar cuando puse a Taylor Swift, ya a el no le gustaba para nada la música que no fuera metal.
Al llegar a casa, ya había salido la luna. Supongo que faltaban unos cuantos días para que fuera luna llena.
Imaginé a Jacob aullándole a la luna y me quedé un rato con esa imagen en la cabeza. Si después de esto me perdonaba, le pediría que aullara a la luna.
Mamá salió para recibirnos. No se le veía muy feliz que digamos. Sus ojos no mostraban felicidad. Puede que tuviera una sonrisa radiante pero, el dorado de sus ojos estaba congelado. Algo le preocupaba. Agarre su mano y le pregunté qué pasaba. Solo negó sin decir nada. Jake se dio cuenta de eso y le preguntó lo mismo que yo solo que en voz alta.
-No pasa nada- dijo palmeándole el hombro-. Al menos a nuestra familia no le pasa nada.
-¿Entonces si pasa algo?- dije con voz sombría.
-Es sobre Alec.
-¿Qué le pasó?- pregunté unas tres octavas más alto de mi pregunta anterior.
-Está mal- dijo mamá en un fuerte suspiro-. Jane tuvo una fuerte pelea con Altea, el la defendió y Jane le dio a elegir entre ella y Altea y…
-No sabe que escoger- no era una pregunta, era mas una afirmación. Pero me sorprendió que mamá me corrigiera.
-Escogió quedarse con Altea. Claramente Jane se fue haciendo rabietas y diciendo cosas como “Esto es algo por lo que te arrepentirás por todo lo que queda te tu maldita existencia, Alec”- citó mi madre tratando de imitar la aguda voz de Jane.
-¿Dónde está Alec?- pregunté al instante.
Pobre Alec. Se debería estar sintiendo pésimo de haber renunciado a su hermana. Tantos años que llevaban juntos. Jane nunca se lo perdonaría.
Por otro lado lo entendía. Bueno no del todo. Había escogido a su amor. Era algo que sin duda yo haría. Sin duda alguna, lucharía contra todo por mi amor. Bueno eso no era algo por lo que me tuviera que preocupar ahora.
-Está en la azotea con Altea.
-Humm… entonces lo mejor será que lo vea mañana.
-Si, creo que eso es lo mejor- coincidió mi mamá en otro gran suspiro.
Entré a la casa y la atmosfera estaba cargada de un sentimiento raro. Era tristeza mezclada con miedo. Pronto me dominó esa tristeza y ese miedo. Jasper debía haberse salido de control.
Subí la habitación donde dormía y en el pasillo estaban Alice y Jazz. Como era de esperarse, Alice trataba de calmarlo. Jazz se veía tan asustado y triste, las emociones de Alec debían ser muy fuertes como para tener a Jasper en ese estado.
Decidí irme a dormir aunque no tuviera sueño. Mi desilusión fue que al ver el reloj que había sobre el buró, noté que apenas eran las ocho de la noche. Sería muy raro estar dormida tan temprano.
Fui a la pequeña biblioteca y me dispuse a buscar algún libro. No sabía exactamente lo que buscaba pero, cualquier cosa que me distrajera, bastaría.
Vi un pequeño libro en español. La última Oportunidad. La pasta estaba muy gastada por lo cual no pude ver quien era el autor. Sabía suficiente español como para poder leer el libro. Probablemente lo acabaría antes de media noche. Lo llevé hasta la habitación y comencé a leer.
El libro mi hizo llorar en varias ocasiones. Un pobre niño de escasos años de vida, soportando las peleas de sus padres. Seguramente había sido un tormento la vida del pequeño cuando sus papás estuvieron al borde del divorcio.
Sin darme cuenta, me quedé dormida al terminar el libro. Tuve un sueño un poco extraño. Estaba en la historia del libro, por alguna extraña razón. El pequeño niño estaba llorando y quise abrasarlo y decirle que todo saldría bien, que al final sus padres se reconciliarían, quería que dejara de llorar. Cuando puse mi mano sobre su hombro, mi mano lo atravesó. No podía hacer nada. No le podía consolar y se veía tan destrozado. En ese momento escuché una voz que me decía “Está fuera de tu alcance. No perteneces a esta realidad”.
Era cierto. Aquellos problemas humanos estaban tan alejados de los problemas que enfrentaba mi familia día con día. Vampiros amenazándonos de muerte, proteger o más bien salvar a la familia humana que teníamos… en fin, eran muy diferentes. Mi realidad era eso. La vida humana para mi, era una fantasía.
Por un momento perdí el hilo del sueño, cuando lo iba a recuperar, sentí unas manos acariciándome el rostro. Unas manos frías como el hielo y duras como el granito. Abrí los ojos de golpe y mi madre se disculpó con la mirada.
-Creo que te desperté- dijo mordiéndose el labio inferior.
-Estuviste espiando mis sueños otra vez- claramente no era una pregunta. Esa era una mala costumbre que tenía mi madre de poner mi mano siempre entre sus manos y espiar mis sueños.
Vi como la culpa comía las entrañas de mi madre. Bien, al menos se sentía culpable. Estudié mas a fondo su rostro y vi que ya no estaba tan preocupada como cuando llegué a casa.
-¿Cómo está?- pregunté.
-¿Quién?¿Alec?-asentí levemente-. Ya se encuentra mejor. Estuvo toda la noche dándole vueltas al asunto y al final terminó sintiéndose muchísimo mejor.
-¿Altea?- insinué con una inmensa y tonta sonrisa en mi cara.
-Altea- afirmó mamá mostrándome la misma sonrisa que yo había mostrado-. Digamos que ahora ya se dejan ver como pareja.
-Vaya, espero que desde ahora puedan ser felices.
-Eso espero yo también.
-Mamá.
-¿Si?
-¿Cuánto tiempo más estaremos aquí?- pregunté con el ceño fruncido. Extrañaba mi casa.
-¿Ya quieres irte?
No pude ocultar los deseos que tenía de irme de ese lugar. No era porque no me gustase, Roma era un lugar muy lindo pero, extrañaba mi casa, la mansión, ir a La Push, la risa del abuelo Charlie cuando quedaba demostrado que yo era mucho mas inteligente que Jake, el cielo nublado, las nevadas que aunque eran cortas, dejaban una paz en ellas, todo, extrañaba todo de Forks.
Cada uno de mis recuerdos se los mostré a mamá. Al parecer ella igual extrañaba nuestro hogar. Su expresión de nostalgia me decía que era cierto.
-Hablaré con Edward, prácticamente estamos de vacaciones ya que dudo que nos requieran para la búsqueda de Joham.
-¿Cómo que no seremos requeridos? Bueno ustedes.
-Si- dijo mamá con un leve encogimiento de hombros-. Con la información que dieron Altea y Melissa, será más fácil encontrarlo.
-¿Qué información dieron?
-Joham es un viejo enemigo de Altea y de Melissa al haber matado a uno de sus hermanos.
-¿Tenían hermanos?
-Solo uno y era gran amigo de Joham- el tono de voz de mamá era algo melancólico. Ella debía haber visto la historia a través de Meli-. Durante mucho tiempo el vivió con ellas pero a Stephen no le gustaba los que hacía Joham-me refiero a lo de estar creando una nueva especie como tu, Nahuel o sus hermanas- Joham se sintió traicionado cuando Stephen lo apartó de una de sus víctimas y por eso lo mató.
-Por eso Altea y Melissa le guardan rencor.
-Si.

ALEC POV
No sentí a Jane hasta que estuvo a unos pocos centímetros de mi espalda. Últimamente había estado muy cascarrabias. Cualquier cosa le molestaba. Le incomodaba estar tan lejos de Volterra y tan lejos de Aro, Cayo y Marco. Se portaba como una adolescente encaprichada. Me irritaba al máximo. Yo quería pasar un tiempo a solas con Altea. Las cosas entre ella y yo se estaban poniendo mejor.
No entendí la primera frase de Jane ¿estaba hablando en japonés? Desde que visitamos a ese clan rebelde en Japón no había habido necesidad de hablar en ese idioma. Si no mal recuerdo dijo: Maldita golfa. ¿Se dirigía a Altea cuando dijo eso?
-¿Qué es lo que te traes conmigo?-preguntó Altea enfadada.
-Simplemente siento asco al estar en tu presencia.
-¿Cómo te atreves a hablarme así?- brincó hacía donde estaba Jane y la apuntó con un dedo.
-Escogiendo las palabras que menos se te dificulten para entender- sonrió en forma de burla-. Porque con ese cerebro hueco tuyo... Es muy difícil saber que palabras entiendes y cuales no. Aunque diría yo que no conoces la mayoría.
-Te estas metiendo con la persona equivocada.
-¿Por qué? ¿Por qué tienes la información que necesitamos para encontrar a Joham? O tal vez sea ¿Por qué mi hermano está perdidamente enamorado de ti? Nena, la verdad a mi todo eso me importa tanto como la vida de los humanos. Eres una maldita perra y eso nunca va a cambiar.
Eso era pasarse de la raya. No iba a permitir que Jane le hablara así a Altea. Primero muerto antes de dejar que mi hermana le hablara así a la mujer que amo.
-Esto es suficiente Jane- rugí poniéndome frente a Altea. Podía escuchar a unos cuantos presenciando esto-. No te permito que le hables así a Altea.
-Tu no eres bienvenido en esta pelea- ladró Jane eufórica-. Esto es entre la princesita de cuentos baratos y yo.
Su movimiento llegó tan fugaz que me fue imposible verlo. En un segundo, Jane tenía a Altea retorciéndose de dolor mientras en su rostro solo había maldad y satisfacción. Satisfacción por ver a Altea tirada en el piso aullando de dolor.
No pude soportar mas y deje que mi don actuara por si solo dejando a mi hermana con la ceguera mas horrible que jamás había presenciado. Su rostro quedó en blanco mientras lanzaba gritos de horror. Gritos amenazantes.
-¡Alec! Eres un estúpido. Te odio con todas mis fuerzas. Maldigo el momento en el que nacimos juntos. Maldigo el momento en el que te convertiste en mi hermano.

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