martes, 11 de agosto de 2009

11° Mi versión Propia de Infierno

Como les prometí, aquí está el capítulo. Como vieron en el cap. 10, Nessie no se encuentra en condiciones de narrar la historia por lo que este cap. está contado desde el punto de vista de Jacob... En este cap. también salen nuevos personajes, bueno en toda la fic salen nuevos pero estos son especiales, bueno solo uno. Esta inspirado en mi mejor amiga Valeria (la de la fic es su segundo nombre) para que veas que te quiero mucho jajaja... Perdón por publicarlo tarde pero fui a casa de mis abuelos y ya llegue tarde jojo, bueno pz las dejo para que lean bien. See you!

JACOB POV

“No te preocupes hermano, ya te volverá a hablar.” Hablar con Quil era una de las cosas más tranquilizadoras.
“¿Qué dirías tu si Claire te rechazara y te dijera que cambió de niñera?” sabía que todo se le iba pasar a Nessie pero aún así me afectaba. Había preferido a la sanguijuela esa que a mí. Sentía un profundo vacío. Ver a Renesmee abrazar a ese maldito chupasangre. Era más mi tristeza que mi rabia. De estar en mi forma humana, estaría llorando a más no poder. Italia habría quedado bajo el agua.
“No te deprimas hermano” Los pensamientos de Quil iban hacia el día en el que Nessie me dejó de hablar por lo del salto de acantilado. Luego tiempo después volvíamos a hablarnos.
Alcé la vista y vi a Nessie corriendo a la par de la sanguijuela esa. Hace una semana le tenía miedo. Ahora estaban como grandes amigos.
No sabía mucho de Geografía ni mucho menos de las distancias de los lugares en Italia, pero ya era demasiado tiempo que llevábamos corriendo. No era que estuviera cansado. Unos años atrás había vivido corriendo, la que me preocupaba era Nessie.
“Ya déjala, Jake. Pareces una niñera de esas paranoicas”. No podía. Era simplemente algo imposible.
“Tú eres el que se la pasa de un lado para otro viendo que Claire no se vaya a resfriar” le gruñí a mi amigo.
Se quedó pensando un momento sobre lo que decía. En su mente pasó una imagen de él y Claire el verano pasado. La pequeña quería entrar al agua y el no la dejo porque estaba “fría”.
Ya habían pasado ocho horas y media. Ya era para que hubiéramos llegado a Roma. Pensaría que estábamos perdidos de no ser porque el aroma de los Cullen se sentía muy fuerte.
En tan solo medio segundo, todo cambió.
¡¡¡NO!!!
Nessie caía lentamente al suelo, era como si se hubiera tropezado, pero yo sabía que eso no era. Se había desmayado. ¿Era posible que alguien que es semihumano se desmaye?
Rápidamente cambié de fase. No me preocupé por ponerme la camiseta. Únicamente con los shorts bastaba. Recorrí el tramo que nos separaba en menos de dos segundos.
-Nessie- mi voz era el puro reflejo de la desesperación-. ¿Qué le hiciste?-le rugí al tal Alec-. ¿Qué fue lo que le hiciste?
-Si piensas que tuve algo que ver, estás muy equivocado, perro- otro que se empeñaba en decirme así. Aunque no lo pareciera, sus ojos mostraban cierta preocupación.
-¿Qué tan lejos estamos de Edward?
-Unos setenta kilómetros.
-Maldición- más que hablar con él, hablaba conmigo mismo-. Todavía no puede escucharnos.
Tomé el rostro de Nessie entre mis manos. Su cara estaba en blanco. Completamente inexpresiva. Claro que iba a estar inexpresiva. Mi pequeña estaba inconsciente.
Acaricié su suave mejilla. La tomé entre mis brazos y le di un abrazo desesperado.
-Nessie, respóndeme- mi súplica estaba llena pánico, dolor, rabia, frustración, más dolor…-. Tienes que responderme, pequeña. No puede ser… ¡¡Ve a buscar ayuda!!- le ordené a la estatua que estaba junto a mí. Gracias al cielo salió corriendo en busca de ayuda. No estaba de humor como para pelear con él.
-Me niña preciosa, tienes que reaccionar. Sé que vas a estar bien. No puedo imaginar una vida sin ti- vi como una lágrima cayó en la mejilla de Renesmee-. Esto no te puede estar pasando a ti. Los vampiros no se desmayan. Ni siquiera siendo híbridos. Tan solo con tener algo de inmortalidad eres inmune a todo ¿verdad? Tiene que ser verdad.
A Nessie no le podía pasar nada. Mi mundo se derrumbaba conforme pasaban los segundos. No podía sentir nada más que a mi mejor amiga inconsciente entre mis brazos. Pudimos haber estado en presencia del fin del mundo y yo solo la sentiría a ella.
Recordé el tiempo en el que pensamos que Nessie solo tendría unos quince años de vida. Ahora esos años que creíamos haber tenido con ella, parecían demasiados al verla desmayada entre mis brazos. Algo no andaba bien. Los inmortales-aunque sean solo por una parte- no pueden ni desmayarse, ni morir, ni enfermarse. Que infierno.
Cada parte de mi me decía que debía quedarme con Nessie, pero también me decían que debería estar buscando a Edward o a Bella.
Me levanté rápidamente con Nessie aún en mis brazos. Corrí únicamente medio kilómetro cuando sentí el efluvio de los Cullen viniendo hacia mí.
Edward fue el primero en llegar. Era el más rápido. Bella le pisaba los talones. Si se trataba de su hija, Bella podría manejar las sombras y hasta de luchar contra un eclipse.
Bella me arrebató a Nessie de los brazos.
-¡¿Qué le pasó?!- me gritó.
Las palabras no me salían.
-¿Qué le hiciste, Jacob?
No me gustaba que me echara la culpa a mí. Yo era incapaz de hacerle algo a Renesmee y ella lo sabía muy bien.
-Bella, amor, tranquila- le dijo Edward preocupado pero tratando de calmarla-. Jacob no tuvo la culpa y eso lo sabes bien.
“Gracias”. Pensé para que viera que se lo agradecía.
-Lo sé- en ese instante, Bella hundió el rostro en el cabello de su hija-. Es solo que no se qué hacer. Mi hija lo es todo para mí-sin contarte a ti, amor- no puedo verla así. Me parte en mil pedazos…
Su voz se desvaneció al pronunciar esa última palabra y rompió en sollozos.
En menos de medio segundo llegaron los otros. La primera en ver todo como era fue la pequeña Alice…
-¡Nessie!-la pequeña duendecillo se había inclinado le había arrebatado a Nessie a su madre.
-Alice, devuélvemela- suplicaba la madre desesperada.
-¿Qué le pasó?
-Se desmayó- contestó Edward.
-¿Cómo es posible eso?
-No lo sé, Alice- contestó Edward histérico-. Si lo supiera no estaría como lo estoy. ¿Por qué no haces algo útil y alejas tus estúpidas visiones de aquí?
Sus gruñidos lastimaron demasiado a su hermana y ésta salió corriendo a toda velocidad por el lado este del bosque.
Jasper le dedicó una mirada envenenada a Edward y salió tras ella. Yo estaba paralizado justo donde me dejó Bella. No había sido capaz de hablar o moverme en todo este tiempo. Como haciendo eco de mis pensamientos, pude hablar.
-No creo que esa haya sido la mejor forma- me dirigí a Edward entre dientes-. No debió ser así.
-¿De qué hablas?
-Alice está tan preocupada por Nessie como tú o como Bella o como yo. Está preocupada por ella y tú la corriste sin motivo alguno lastimándola.
-Tiene mucha razón- dijo Rosalie. La tregua que tenía con ella no era muy buena y me seguía asombrando cuando estaba de acuerdo conmigo.
-Llévasela a Carlisle- intervino Emmett detrás de la rubia. ¿Carlisle no estaba aquí? No me había dado cuenta. Pero como bien había dicho. El fin del mundo pudo haber llegado y yo no hubiera estado enterado.
-Emmett, llévala- le ordenó Edward.
-Ni lo pienses- me interpuse entre ellos-. Yo la llevo.
-Está bien.
El camino hacia Carlisle se me hizo eterno. No aguantaba las ganas de escuchar un “está en perfectas condiciones” Claro que quería oír eso. Más que nada en el mundo. Si pudiera cambiar mi vida con tal de escuchar esas palabras salir de la boca del doctor colmillos.
Mi vida había sido todo el tiempo sufrimiento. Cuando murió mi madre, cuando papá perdió la movilidad de las piernas, cuando Bella eligió a Edward en lugar de a mí, cuando cambié mi vida humana para andar corriendo como un perro. Incluso había sufrido el día de la boda de Rachel con Paul. Pero no se comparaban. Ninguna clase de sufrimiento que haya experimentado antes se comparaba a este. Sufría por Nessie. De nuevo a sufrir por una chica. Claro que en este caso yo todavía no la veía como veía a Bella antes. Solo la veía como mi mejor amiga. Mi pequeña mejor amiga.
Mi mundo se desvanecía en solo pensar que le podría pasar algo. De no ser porque soy inmune a los saltos de acantilado, en esta momento estaría buscando uno para quitarme la vida.Llegamos a una casa casi tan grande como la de los Cullen. Era color naranja con café. No tenía ni la menor idea de que hacíamos ahí.
-Santo cielo- exclamó Esme por detrás-. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Renesmee yace inconciente en los brazos de Jacob. Que tortura estoy enfrentando en estos momentos oh cruel existencia.
¿Desde cuándo hablaba como si fuera de otra época? Claro, ella era de otra época. Esme había sido estos años como una madre para mí. Desde la muerte de la mía, no había sentido que alguien se comportara tan bondadosa conmigo. Ni Sue Clearwater cuando trataba de cuidarnos a mis hermanas y a mí cuando éramos chicos. Esme era simplemente una segunda madre para mí.
No podía imaginar a una mejor madre que Esme. Incluso Bella era una madre poco experimentada-sin contar los poderes-en comparación con Esme.
Carlisle llegó seguido de ellas, por dos vampiras altas. La primera, al parecer la líder, tenía una tez tan pálida como la del chupasangre de Alec. El cabello le llegaba hasta la mitad de la espalda. Era negro y lacio. Se ondulaba un poco en las puntas. Me sorprendió que sus ojos no fueran rojos. Claro que tenían un tono rojizo pero también se entremezclaba con un color ámbar. Se podría decir que había empezado una dieta a base de sangre animal.
Su compañera era más pequeña que ella. Su tez era más oscura que la de su compañera. Su cabello era un poco más largo que el de Alice. Era rizado y color rubio. Era un rubio demasiado claro. Sus ojos eran un poco más color borgoña que los de la primera vampira pero aun así se notaba el cambio.
Su aspecto era algo gracioso. Tenían facciones felinas. Era muy entretenido compararlas con gatos, pumas, tigres y otros felinos.
-No se preocupen-dijo Carlisle sacándome de mis pensamientos-Nessie no corre ningún peligro. Está en perfectas condiciones…
Está en perfectas condiciones, está en perfectas condiciones… justo las palabras que quería oír. Ahora podría vivir. El sol salió de repente detrás de las nubes. La esperanza volvió a mí.

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