miércoles, 22 de julio de 2009

9° Sueño.

En mi sueño, claramente era un sueño porque estábamos en casa, Jacob y yo paseábamos por la playa de La Push. Estábamos en presencia del crepúsculo. Estábamos tomados de las manos.
-Sabes que con todo esto que ha pasado, no hemos tenido tiempo de hablar- decía mi amigo en el sueño.
-Si, es frustrante- respondía yo mirándolo fijamente a los ojos. En ese momento me percaté de que Jacob ya no se veía tan alto. Bueno, si se veía alto, pero en el sueño yo había crecido y ya no lo veía tan alto. El momento era como una de esas escenas de la típica película romántica.
-Sabes que siento algo muy profundo por ti, algo más fuerte que simple amistad o cariño de hermanos. Te amo. Eres la pieza del rompecabezas que faltaba en mi vida. Todo el tiempo que estuve enamorado de Bella, fue solo por el simple hecho de que el destino sabía que nacerías. Eras parte de ella en ese momento. ¿Te das cuenta? Te amé desde antes de que nacieras…

-Sabes que yo te amo de la misma manera- Oh por Dios, eso debía ser un sueño demasiado extraño. ¿Jacob y yo confesándonos amor? Eso estaba mal. Los mejores amigos no se aman. ¿O si? - no me importa romper todas las reglas. Haré hasta lo inimaginable. Iré contra todo por tu amor.
En ese momento, nuestros labios se juntaron. Era un beso tierno. Sabía que debía detenerlo. Era solo un sueño, si, pero no me permitía pensar en mi mejor amigo como algo más que solo amigos. Era un completo error.
En ese instante. Jacob y yo nos dejamos de besar. Teníamos nuestras frentes juntas.
-Te amo- dijimos los dos al mismo tiempo.
Abrí los ojos de golpe. Estaba obscuro. Solo se distinguía una luz verde que indicaba que eran las 3:47 de la madrugada. Que sueño. Pasé mis manos por mi rostro. ¿Y si papá había escuchado mi sueño? Uf... Estaba muerta. Mira que soñar eso era demasiado. Tenía que despejar mi mente antes de que mi papá se diera cuenta. Si no es que ya se había dado cuenta.
Tropecé al salir de la cama por tantos nervios.
-¿Mamá? ¿Papá?- pregunté un poco alto para ver si estaban o no.
No hubo contestación alguna. Salí de la habitación. No cerré la puerta puesto a que no tenía como abrirla y no la iba a romper. Sería delatarnos. La dejé entrecerrada.
El pasillo estaba iluminado por unas lámparas de una luz amarillenta. La alfombra tenía unas figuras muy extrañas. No les encontraba sentido. Una figura captó mi atención. Un corazón. ¡Argggh! que injusticia.
Seguí caminando hasta llegar al elevador. Sentí el rastro de mis padres. No era reciente. Sería de unas tres o cuatro horas aproximadamente. Preferí no seguir. Seguramente estaban de caza, o buscando a Joham. Regresé dando tumbos a la habitación. Me sorprendió ver la puerta completamente abierta y la luz estaba encendida. Corrí hacia adentro.

-Renesmee- saludó Alec. Se encontraba sentado en la cama donde yo había dormido.
-Hola, Alec- respondí algo sorprendida- creo que me sorprendió verte aquí.
- Siento haberte asustado.
-No fue eso. Solo me sorprendió. Pensé que la guardia estaría buscando en Roma.
-Si, es solo que encontramos una pista reciente y Jane y yo quisimos avisarles.
-¿Tan rápido?
-Que no te sorprenda- dijo con una sonrisa entre dulce y malvada. Había olvidado lo mucho que le costaba ser gentil con una sonrisa- cuando Aro se propone algo, no hay quien lo pare. Bueno la única capaz de detenerlo es Sulpicia.
-Debe ser difícil.
-No, una vez que te acostumbras parece algo de todos los días.
-No sé, creo que nunca me acostumbraría.
-Lo dice quien se priva de sangre humana para comer sangre animal.
-Eso es mejor que comer comida humana- dije defendiendo la sangre animal- sabe tan a nada. Es como si comieras tierra.
-¿Haz comido tierra?

-No, pero eso le dijo una vez mi papá a mi mamá.
Se empezó a reír. No era una sonrisa como las que me gustaría verle algún día, pero bastó.
-¿Dónde están todos?
-Se adelantaron- dijo regresando de su nube. Al parecer se perdió en sus pensamientos- si nos apuramos lograremos alcanzarlos. No creo que vayan muy rápido, te querían esperar y tu amigo ese...
-Jacob.
-Si, como sea. El se quiso quedar. Digamos que no me confía nada.
-¿Jacob está aquí?
-Si, está en alguna parte de la recepción.
-¿Por qué no está aquí? - ¿acaso Jacob no me quería ver? Creo que esa pregunta era muy estúpida. Si Jacob no estaba aquí era por el simple hecho de su total desagrado por los vampiros que no fueran los Cullens.
-No quiso venir conmigo.
Tin, tin, tin. Acertaste, Renesmee.
-Claro.
-¿Vamos?
-Si, por supuesto ¿Vamos a Roma?
-si.
-Yupi.
Alec entornó los ojos y nos puso en camino hacia la puerta.
-Espera, y las maletas- no me había percatado que seguía con los mismos pantalones que me puse al salir de Volterra. La misma blusa roja con blanco. Todo. Alice se iba a desmayar. Perfecto.
-Tus padres las tienen.
Bajamos por el elevador y lo vi. Ahí estaba Jacob. Corrió justo a donde yo estaba esquivando a Alec. Éste último se apartó de su camino y siguió caminando hacia la entrada.

-Pequeña- saludó mi amigo- la verdad no le confío mucho a esa sanguijuela.
-Tranquilo, Jacob. Yo sé que no es malo. Es algo lo que lo pone así- recordé las veces en las que Alec no pudo haber sonreído-. Tengo que saber la razón…
-¿La razón de que?-preguntó Jake. Por un momento no presté atención a quien estaba o no estaba.
-No, nada. Ya sabes, yo y mi mente de niña chiquita.
-Claro, la pequeña de solo unos escasos años de edad- se paseó frente a mí con esa mirada de “molestando a Renesmee”-. Creo que ya no podrán meterte en las conversaciones ni en las reuniones familiares, tomaran decisiones sin consultarte y harán las cosas por ti. Cosas por el estilo.
Continuó molestándome por dos minutos más.
-Ya- canturreé un poco molesta-. Jacob, si sigues así no te vuelvo a hablar. Sabes que hablo enserio.
Toqué su mejilla y le hice recordar la vez que estuvo molestando cuando no pude saltar del acantilado por miedo a quedar hecha mil pedazos. Di un paso hacia atrás. “Jake, no puedo hacerlo. Está demasiado alto”. Solo bastó decirle eso para que se atacara de risa.

“vamos, Nessie, no seas una gallina”. Esa frase bastó para que diera media vuelta y dejara de hablarle por dos meses.
-No creo que resistas tanto.
Como ese día, di media vuelta y me fui hacia donde estaba Alec.
-Nessie, estaba bromeando- gritaba Jake dentro del hotel-. Espera, Nessie.
No hice caso a sus suplicas. Se encaminó hacia mí pero lo ignoré y me puse a platicar con Alec.

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