martes, 21 de julio de 2009

7° Exhibición.

Como Jacob había dicho, mamá y papá nos estaban buscando. Mamá parecía que iba a destrozarse de histeria, papá trató de calmarla pero mamá solo repetía “¿y si los hubieran encontrado los Vulturis? Estaban desprotegidos” por suerte, Jasper llegó justo a tiempo y se tranquilizó.
A la mañana siguiente, me tocaba ir a ver a los Vulturis. Mamá tenía los nervios de punta. Hoy me examinarían tal y como si fuera algún experimento.
Me desagradaba llevar esa fea capa tan gruesa. No era que pesara, simplemente era incomoda. Alice parecía a punto de colapsar al vernos a todos con ese feo color. La torre permanecía igual que hacía dos días. Los vampiros seguían en su lugar de siempre. Tal y como si no se hubieran movido. ¿Acaso no se movían? ¿Sabían dónde ir exactamente? Era demasiado terrorífico ver esos rostros de piedra y más ver esos ojos tan rojos, completamente inyectados de sangre.

En la torre, dos vampiros llamaron mi atención, se podía escuchar un corazón. No era el de Jacob, no era el mío, pero, sonaba como el mío. Huilen y Nahuel.
-¡Nessie!- gritó Nahuel. Aunque solo habíamos entablado una amistad de pocos días, era una amistad muy linda. No era como la que tenía con Jacob porque eso era muy difícil de igualar.
-Hola, Nahuel.
Corrí hacia donde estaba Nahuel. Le di un abrazo.
-Vaya, tu si que creces.
-Si, aunque no lo he hecho tan seguido como antes.
-Con el tiempo te acostumbras.
-De eso vamos a hablar hoy, mis queridos híbridos- intervino Aro. No me gustó nada el término que uso con nosotros. Al parecer a nadie le gustó. Jacob en un segundo estaba junto a mí y me envolvió en una cuna con sus brazos.
-¿Podrías no decirle así mi hija, Aro?- preguntó mamá con demasiado respeto.
-Claro, claro.
-Gracias.
Aro se dirigió hacia donde nos encontrábamos Nahuel, Jacob y yo. Primero habló para Nahuel y luego para mí.
-Observaremos tu desarrollo mediante tus historias y recuerdos, y el tuyo con todas las notas que tiene Carlisle- dijo con voz dulce, como si tratara con pequeños de jardín de infancia- Carlisle ¿podrías?- señaló sus notas y el interpelado asintió.
-Claro.

El vampiro estuvo revisando las anotaciones que hacia mi abuelo todos los días desde que nací. No me había dado cuenta de las muchas veces que cambió de libretas por mi rápido crecimiento. Eran demasiadas libretas para solo tres años. Aro las pudo leer en muy poco tiempo. Ni yo con mi avanzada lectura podría leerlas tan rápido.
Cuando terminó de leer, nos empezó a examinar a Nahuel y a mí. Parecíamos autos en exhibición. A Jacob no le gustaba nada de eso. Su cuerpo estaba completamente tenso pero aun así su cuerpo temblaba. Huilen la pasaba tan mal como Jacob. Al ver a su sobrino tener contacto con ese vampiro temible, temblaba y se estremecía. Se parecía a Jacob cuando estaba a punto de transformarse.
-Tranquilos, amigos- dijo Aro haciendo ademán tranquilizador con una mano- es solo para saber cómo van nuestros queridos semivampiros. No vamos a hacerles daño. ¿Nos creen capaces de acabar con tal tesoro que tenemos en nuestras manos?
-Claro que no- respondió mi abuelo Carlisle con una sonrisa en su rostro.
Aro se acercó a Nahuel y tocó su mano. Por un momento su rostro fue tan inexpresivo como el de Alice al momento de tener una visión. Era una hoja de papel en blanco. Papá se sorprendía en algunos momentos. Quería saber que era lo que pensaba Nahuel o que era lo que veía mi padre.

Al parecer se percató de mi intriga y me miró con sus ojos brillantes como si fuera líquido lo que hubiera en sus ojos. Un líquido dorado y demasiado hermoso. Yo quería tener unos ojos así pero no era posible. Yo seguiría teniendo ese color café en mis ojos. Nunca podría tener el color de ojos que tenía mi familia. Había una excepción en todo lo bueno que había en tener esos ojos. Al momento de tener sed… no me gustaba nada el color que tomaban. Prefería tener mis ojos cuando tenían sed. En ese momento, un fría mano interrumpió el hilo de mis pensamientos. Era Alec.
-Deberías poner más atención- dijo con una sonrisa algo forzada- esto te podría ayudar en saber que va a pasar contigo.
No me había percatado de que Aro deba las explicaciones de lo que había “escuchado”.
-¡Gracias! - respondí con una sonrisa en mi rostro como cuando veía algo que me agradaba como la sonrisa de Jacob. Alec trató de hacer lo mismo pero solo consiguió dedicarme una mueca combinada con una sonrisa demasiado oculta. ¿Tan difícil era para él sonreír? Papá se rió por lo bajo al escuchar la pregunta que me acababa de hacer. Le saqué la lengua y llamé la atención de mi mamá. Nos observó confundida y luego volvió la vista hacia Aro.
-Lo que pude conseguir en la mente de Nahuel no tiene mucha diferencia con lo que nos ha contado el- dijo con un tono de insuficiencia en la voz- le hemos dado vuelta al asunto entre mi aquelarre y yo. Cayo ha decidido que sería mejor si encontráramos al tal Joham. Nuestra guardia ha iniciado una búsqueda por todo el mundo y ahora que veo lo que tiene Nahuel sobre sus recuerdos, los lugares donde podría estar, están muy cerca de aquí. Florencia, Ravenna, Toscana, y otros lugares, por suerte todos se encuentran en Italia. ¿No es maravilloso? Esto será más fácil de lo que pensábamos.

“solicito su ayuda para esta “caza”. Lo encontraremos más rápido si lo buscamos entre todos. Y cuando digo todos me refiero a ustedes- dijo señalando a Huilen y Nahuel- a ustedes- dijo refiriéndose a nuestra familia- y a todos nosotros- la guardia y la familia- todos encontraremos a Joham.
Todos asentimos. No era de mi agrado ir tras un vampiro que sin duda alguna, podría ser más fuerte que nosotros. Eso sería un gran reto.
-La caza empezará mañana. Preparen sus cosas mis queridos amigos- dijo con una sonrisa de oreja a oreja. La idea de cazar a un vampiro que inició una nueva especie, le fascinaba tanto como a un niño un regalo en navidad- es tiempo de caza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta sobre el capitulo twilighter ♥